El pasado año el informe de la OIT nos alertaba que la crisis incidiría de forma negativa en la eliminación del trabajo infantil impidiendo alcanzar el objetivo de erradicarlo en el 2016. Evidentemente a nadie se le podía escapar. La crisis hace más difícil que las situaciones de vulnerabilidad se superen, todo lo contrario, generan más vulnerabilidad y las situaciones existentes se agudizan.
Hoy sabemos que se ha reducido el número total de niños entre 5 y 17 años de edad que realizan un trabajo peligroso entre el 2004 y 2008. Ello nos podría hacer pensar que el periodo de bonanza económica ha podido influir de forma positiva. Es probable, sin embargo, entre los 15 y 17 años de edad ha aumentado un 20% el trabajo peligroso.
También hemos de tener muy presente que la realización de este tipo de actividad no es únicamente “patrimonio” de países no desarrollados. Contamos con evidencias tanto en Estados Unidos como en países de Europa de la existencia de accidentes en los lugares de trabajo.
Este año la OIT alerta sobre el trabajo peligroso realizado por población infantil que afecta a 115 millones de niños y niñas, solicita a los países que realicen una lista de puestos peligrosos y sobre todo recuerda las consecuencias que tiene para el desarrollo tanto en niños y niñas como en adolescentes. Informe Organización Mundial del Trabajo (OIT)
Aunque en esta ocasión se centre en el trabajo peligroso, no debemos olvidar que el objetivo es erradicar todo trabajo infantil, dificultad estructural en muchos países, dificultad socioeducativa y económica, responsabilidad social de muchas empresas que requiere la implicación de todas las instituciones, organizaciones y población para poder conseguirlo.
