La ideología construye y destruye

Un sistema sostenible.

Mejorable, como todo. Calificado y valorado como uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo. De los menos costosos, con un % de gasto sobre el PIB del 8,4% total, distribuido en un 6% el gasto público y un 2,4% el gasto sanitario privado. Nos sitúa en el cuarto lugar de los países de la UE15 que menos gasto realiza en % de PIB en 2008.

Sus profesionales, no sólo sanitarios, comprometidos con su trabajo y con hacerlo con la mayor calidad, pese a las dificultades a las que se enfrentan. Y del que por primera vez, el último Barómetro CIS sobre la sanidad española,  muestra insatisfacción ciudadana.

Necesidad de cambio

Un sistema del que a muchas personas se les llena la boca sobre la evidencia de la necesidad del cambio. Pero del que los datos nos aportan el gran avance realizado en 35 años. Mejorable también, como todo.

Que ha facilitado la igualdad llegando a superarse el % de mujeres estudiantes sobre el de hombres. Tampoco sorprendente, pues responde a la estructura poblacional.

Del que los contenidos y la capacidad de interiorizar el conocimiento poco tiene que ver con las becas y con los sistemas de acceso y posibilidad de continuidad.

Ello tiene más que ver con el modelo ideológico del que se parta. Oportunidades para todas y todos e inversión en el conocimiento.

El abandono escolar se aborda poniendo a disposición diferentes alternativas de recursos (metodológicos, humanos, económicos, etc.) y no eliminándolos.

Una sociedad que no invierte en educación cercena claramente el desarrollo de la misma.

Solidaridad y redistribución

Un sistema, cuyos principios fundamentales son la solidaridad y la redistribución.

Plantear modificaciones que rompan dichos principios supondrá una gran marcha atrás en lo alcanzado. Pone en riesgo el reconocimiento de que toda persona tenga garantizada una pensión y además, incrementará la pobreza en el segmento de mayor edad de la población.

Sistemas con solidez y base asentada en principios consensuados hasta el momento. Solidez basada en una estructura jurídica que hasta ahora nadie se había atrevido a tocar.

Los Servicios Sociales

El cuarto pilar de este Estado de Bienestar en desarrollo, no cuenta con la misma solidez.

Su estructura basada en la necesaria colaboración de las distintas administraciones, cuyo objeto, a diferencia de los otros sistemas, no reconocido como universal, como derecho subjetivo, ni siquiera como derecho (salvo a través de la jovencísima Ley para la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia) depende de la capacidad de contar con presupuestos para atender a las personas que acuden planteando distintas situaciones susceptibles de abordaje profesional.

En general, con mayor aportación por parte de las administraciones locales, que en su nivel básico o primarios, son quienes se encargan de la respuesta.

También en peligro por la reforma local aprobada por el Gobierno y con un informe negativo del Consejo de Estado.

Su inicio, plasmado en el Plan Concertado de Servicios Sociales, ha ido siendo objeto de reducciones presupuestarias y el apoyo necesario hasta llevarlo a una situación insostenible.

La situación actual de crisis está siendo aprovechada para, en nombre de la necesidad de reducción del gasto o como dicen quienes lo protagonizan, “racionalizar el gasto”, llevar a cabo una auténtica eliminación del Estado de Bienestar. Olvidando que de lo que están hablando no es gasto sino inversión. En una situación en la que se lleva al límite a la población hasta el punto de situarla en la tesitura de tener que elegir entre lo malo y lo menos malo, con carácter general, la población acepta las propuestas porque “no hay otra alternativa”. Se trata de una estrategia para llevar a cabo cambios drásticos, como en este caso, nuestro modelo de sociedad. Así es descrito con argumentos de peso por la periodista Naomi Klein en su libro de 2007,  La doctrina del shock; del que se ha realizado el documental http://www.youtube.com/watch?v=Nt44ivcC9rg

Nos muestra como diferentes países han utilizado estas estrategias a lo largo de la historia.

Cambio de modelo

Asistimos a un cambio de modelo de sociedad en el que se pierden los valores de justicia social, igualdad, solidaridad, redistribución y proximidad. Valores en los que se apoya el Estado de Bienestar que se ha ido construyendo a lo largo de los años desde que la democracia inició su andadura en España.

Y como tal cambio de modelo, obedece a una base ideológica y no al requerimiento sobrevenido de la necesidad económica.

Dicho cambio está dando como resultado una sociedad desigualitaria, en la que la brecha es cada vez mayor entre ricos y pobres. La pobreza aumenta a un ritmo espectacular, tanto como la riqueza para unos pocos. Los últimos datos nos muestran que aumentaron los ricos en nuestro país un 5,4% mientras que el número de parados alcanza los 6 millones (datos de junio 2013).

La cohesión social se encuentra en un alto riesgo.

Ejemplos del deterioro en los diferentes ejes clave del Estado de Bienestar es posible poner sin que fuera posible enumerar todos. El futuro del desarrollo de nuestro país está en la cuerda floja si se elimina la posibilidad de acceso en igualdad de las personas a la educación, realidad que vivimos. Si no garantizamos el acceso a la educación en condiciones óptimas  a nuestros niños y niñas, los expulsamos de los sistema, además y más importante, si se mira hacia otro lado ante la necesidad de cobertura de necesidades básicas como es la alimentación. Si las personas pasan a ser cosificadas en un sistema sanitario en el que prima la rentabilidad económica y no el bien fundamental de la salud y el derecho a la misma. Podemos utilizar como espejo los resultados obtenidos de los cambios realizados en el Sistema Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, siglas en inglés) y que han sido trasladados en sendos informes al parlamento británico (último en febrero de 2013, -Público.es-), que llevaron a pedir perdón ante la Cámara de los Comunes al Primer Ministro, Cameron. Resultados de muertes intolerables que nunca debieron producirse por “cosificación” de las personas, mala práctica profesional y priorización de la rentabilidad económica.

Pero cuando no gusta un espejo, sencillamente, no se utiliza y se empecinan en seguir adelante con las fórmulas, primero Valencia, con una experiencia piloto y de lleno con el modelo,  pese a la resistencia ciudadana, profesional y de la oposición política, Madrid. Que comienza su andadura ahora. Después de haber extendido medidas en todo el territorio de copagos y reducciones de servicios.

Y para todo el territorio, de un plumazo, el mayor de los recortes: la atención a las situaciones de dependencia y promoción de la autonomía personal, que tenía una trayectoria pequeña y que deja sin la atención básica necesaria a personas que excluyen de la posibilidad de acceso, cifradas en el IX Dictamen del Observatorio del Desarrollo e Implantación de la Ley 36/2006 , elaborado por la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, en 39.501 y eliminando a un total de 50.000 de las listas de espera por formar parte de la categoría de fallecimiento + revisión del grado de dependencia.  Condenando a sus familias, más concretamente a las mujeres (93%) de dichas familias a dedicarse al cuidado de las personas dependientes. El deterioro del Sistema ha sido dramático y fulminante.

Nos falta por conocer las intenciones en relación con el Sistema de Pensiones, pero está por venir, no tardará.

Y aunque teóricamente no se incluyan en los pilares del Estado del Bienestar, las políticas de empleo y las políticas económicas relacionadas con la vivienda son también indicadores de bienestar. Las cifras y la casuística nos hacen pensar también en un giro de 360º al modelo que se ha venido trabajando.

Y a todo esto lo llaman necesidad de ajustes… han iniciado una trayectoria que para modificarla se requiere el convencimiento de la ciudadanía y desgraciadamente, pese a algunos atisbos, no parece que estemos convencidos de querer luchar por mantener los derechos alcanzados, vivimos en una cierta anestesia.

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