Las Naciones Unidas han establecido cinco objetivos para la conmemoración del día internacional de las personas de edad 2022. Dedica algunos de ellos, de manera especial, al papel relevante de las mujeres en la historia de la humanidad y su escaso reconocimiento. Pretendiendo con ello poner en su justo lugar las aportaciones que la mayoría absoluta de la población ha realizado para el desarrollo humano e invitando a los Estados a ocuparse de las diferentes situaciones que puedan englobarse en cada uno de los objetivos.
El primero de los objetivos se centra en la capacidad de resiliencia de las mujeres mayores para hacer frente a todas las desigualdades.
Por ello, yo quiero dedicar estas líneas a poner de manifiesto, una vez más, la situación que debiera ser considerada como problema prioritario de Estado y que, aun habiéndose producido avances tanto a nivel internacional como en nuestro país a raíz del Convenio de Estambul 2014[i] y su ratificación, se mantienen de manera dramática en nuestras sociedades. La violencia de género que, desde el punto de vista de los derechos humanos, hasta hace poco tiempo se consideraba que era un elemento cultural, inmutable. Afortunadamente, los trabajos de los relatores de Naciones Unidas y el interés de la organización han llevado a considerar que estamos ante un derecho humano internacional[ii] y el Consejo de Europa comienza con sus trabajos después de la citada convención. Ello supuso el inicio de un periodo legislativo en los Estados miembros para abordar y combatir de forma efectiva el problema, no quedándose atrás España. No podemos olvidarnos de que la Declaración de Toronto de la OMS 2002, en la que se ratifica la propuesta de la Red Internacional para la Prevención de Abuso a Personas Mayores (INPEA) (1995) también interviene en el establecimiento de estrategias contra el abuso de personas mayores[iii] pero con la necesidad de profundizar en la perspectiva interseccional.
El último y más cercano de los estudios realizados nos arroja datos que nos mantienen en la preocupación y la necesidad de plantear estrategias de eliminación de la violencia contra las mujeres en la ciudad de Madrid [iv] si bien, como se reconoce en el mismo conocemos poco su incidencia debido a la dificultad que tiene contabilizar el número real de mujeres mayores que la sufren. Las fuentes estadísticas muestran una parte del fenómeno, pero ninguna es capaz de aportar datos sólidos y robustos que nos ofrezcan el panorama completo de la incidencia de esta violencia entre la población femenina mayor (Red2Red, Ibíd., 2018:45)”.
Con carácter general, las mujeres mayores ocultan la violencia vivida en mayor medida que el resto de las mujeres y ello tiene muchas implicaciones tanto de detección como de abordaje. Los factores culturales inciden sobremanera a la vez que la falta de adaptación y especialización de los diferentes dispositivos que se dedican a ello, incluyendo los operadores jurídicos.
Las mujeres mayores han demostrado a lo largo de la historia que han sido capaces de sobreponerse a situaciones muy negativas y difíciles, no sin un gran sufrimiento soportado, aunque desgraciadamente, muchas vidas han sido el coste de no haber sido capaz como sociedad de erradicar una lacra que debiera ser una prioridad en todas las políticas de las distintas administraciones.
Hemos de eliminar los sesgos culturales, el edadismo y adoptar de manera firme el principio de igualdad para que las diferentes violencias sufridas por las mujeres, especialmente el abanico de las mujeres mayores (no se trata de un grupo homogéneo) dejen de padecer la lacra que el patriarcado tiene marcada como huella.
Han de ser visibilizadas en las diferentes campañas de sensibilización para que tanto la población general como ellas mismas, puedan identificarse como víctimas.
Los diferentes programas y dispositivos de atención requieren de la perspectiva idónea para abordar las situaciones en función del ciclo vital de la mujer.
No podemos seguir pidiéndoles la fortaleza humana de aguante, superación y adaptación a situaciones que vulneran sus derechos humanos. Sí la resiliencia para salir y adaptarse a una nueva vida a la que tenemos la obligación ética, profesional y cívica de acompañarlas.
La dificultad se acrecienta en tanto que, todas las personas queremos envejecer en nuestros hogares. Los hogares esconden estas situaciones de las que hablamos y por ello, hemos de redoblar los esfuerzos para la detección de las mismas y ayudar a potenciar la contribución que cada una de las mujeres hacen a nuestra sociedad.
Publicado en el blog del Psoe Chamberí el 11 de septiembre 2022
[i] https://www.coe.int/en/web/conventions/full-list?module=treaty-detail&treatynum=210 Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica (CETS No. 210)
[ii] FERNANDEZ LIESA, CARLOS R. “Vulnerabilidad por razón de sexo”, El Derecho Internacional de los Derechos Humanos en perspectiva histórica. Cátedra Mario Villarroel Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos. Fundación Gregorio Peces Barba. Ed. Porrúa. México 2014, pp 304-316
[iii] http://www.inpea.net/images/TorontoDeclaracion_Espanol.pdf
[iv] Diagnóstico de la violencia de género que sufren las mujeres mayores de 60 años en la Ciudad de Madrid. 2020. Dirección General de Prevención y Atención frente a la violencia de género. Ayuntamiento de Madrid. https://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/UDCMedios/noticias/2021/02Febrero/26Viernes/Notasprensa/AniorteDiagnosticoViolenciaMayores/ficheros/DIAGN%C3%93STICO%20VG%20MUJERES%20MAYORES.pdf