Una investigación de Phil Barden y el Dr. Nick Carnagey, realizada durante la pandemia, descubre que los sentimientos más destacables y predominantes, entre otros, fueron la necesidad de seguridad, libertad y sentimiento de independencia.[1]
Se habla que entre el 80 y el 90 por ciento de las decisiones de compra son emocionales, no racionales. También sabemos que el voto es una decisión básicamente emocional, en cambio tratamos de llevar las campañas electorales hacia un terreno racional. La persona siente emociones, y trata de encajarlas con ideas, partidos o candidatos. Luego la razón argumenta y la explicación será racional, pero la base es emocional[2]. A la hora de votar, las emociones se acaban imponiendo a la razón, no lo olvidemos. Los grandes líderes que han ganado elecciones, o han estado en algún momento próximo a ello, han canalizado las emociones colectivas.
En las elecciones madrileñas, especialmente algunas candidaturas, han enfocado estas elecciones como un ejercicio de racionalidad. Pero lamentablemente dan igual los datos sobre contagios, ingresos, ocupación de las UCI y mortalidad, los datos económicos, el nivel de ayudas directas concedidas a los autónomos, la gestión de las residencias, la situación de la escuela pública, los servicios sociales, …. Casi cinco de cada diez madrileños creen que Madrid representa una tierra de libertad y prosperidad, sin privaciones, restricciones o confinamientos, y que ha gestionado la pandemia mejor que los demás.[3] Y este sentimiento de muchos madrileños tiene una ejecutora Isabel Diaz Ayuso, y un gran planificador Miguel Angel Rodriguez.
Ayuso a conectado con los sentimientos de los madrileños/as ofrece seguridad (demanda constante de recursos, vacunas, defensa de la actividad económica, defensa de los madrileños y el madrileñismo, …), y un espacio de libertad (hostelería abierta, oposición al toque de queda y los cierres perimetrales, oposición a todas las medidas restrictivas, individualismo, …).
Si algo es transversal a todas las clases sociales e ideologías actualmente, es la necesidad de seguridad ante un futuro incierto y la necesidad de libertad, entendía como salir, moverse libremente, libertad de horarios, utilización de la hostelería, viajar, comprar, hacer deporte, reunirse, etc. Su campaña se puede resumir una frase «no puedo permitir que Madrid pierda su libertad«, y este mensaje, sin duda, conecta con los sentimientos de muchos madrileños y madrileñas, conecta con las emociones más básicas, de la mayoría de los votantes.
Por eso no deben extrañarnos las encuestas que dan mayoría a Ayuso, mientras el resto de partidos trata de demostrar una mala o inexistente gestión, graficas, tablas, datos, estudios, pero estamos viendo que es un ejercicio estéril.
Se dice que es mejor enseñar a pescar y dar una caña, que dar un pez, los madrileños y madrileñas parecen dispuestos/as elegir a quien les garantice tomar las cañas que quieran, cuando quieran y donde quieran. Sin duda la “estrategia de la caña” está dando sus frutos.
[1] Phil Barden and Dr. Nick Carnagey; “Beyond the obvious: How to make your brand more relevant during COVID-19” https://decodemarketing.com/media/pages/publikationen/intro-unsere-publikationen/aktuelle-decode-publikation-auf-warc/the-long-term-impact-of-covid-19-on-consumer-behaviour/1d246f1e0f-1589377771/132477_beyond_the_obvious__how_to_make.pdf
[2] Daniel Eskibel: “La racionalidad de la decisión de voto es una mera ficción teórica” https://danieleskibel.com/racionalidad-decision-de-voto/
[3] Antón Losada: “Lo de Madrid” https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/madrid_129_7409857.html